domingo, 16 de agosto de 2020

Los sin nombre

Desde pequeño sentí curiosidad por la historia de mi familia, por su origen, de donde venían. Tuve la suerte de ser un gran preguntón lo que me ayudó a poder realizar mis investigaciones genealógicas, porque no hay mejor guía que la información familiar. Algo que siempre llamó mi atención cuando acompañaba a mis padres o a mis tías abuelas al cementerio eran ver un pequeño cajoncito en el panteón familiar de mi padre o que mi madre iba hasta un lugar, en el cementerio de San Benito, donde estaban los "angelitos" y ponía flores. Se trataba de hermanos de ambos que había fallecido al nacer o habían nacido muertos, según decían. Con el tiempo, a través de mis investigaciones, pude ubicar los registros de dichos hechos: en ambos casos eran hermanos menores que ellos, que habían "nacido muertos" y por lo tanto no tenían nombres, fueron registrados como N. Artucio y N. Bigot, lo único que aclaraban era que el primero era varón y la segunda una mujer, confirmando lo escuchado y transmitido en la familia. En el caso del hermano de mi padre era un varón nacido muerto en Paraná el 9 de marzo de 1921, hijo de Julio Eduardo Artucio y de Haydée Miranda. En lo que respecta a la hermana de mi madre, era una mujer nacida muerta en San Benito el 10 de agosto de 1943, hija de Rodolfo Bigot y de Herminia Puntín. Dos tíos sin nombre, hermanos de mis padres.


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