Desde pequeño sentí curiosidad por la historia de mi familia, por su origen, de donde venían. Tuve la suerte de ser un gran preguntón lo que me ayudó a poder realizar mis investigaciones genealógicas, porque no hay mejor guía que la información familiar. Algo que siempre llamó mi atención cuando acompañaba a mis padres o a mis tías abuelas al cementerio eran ver un pequeño cajoncito en el panteón familiar de mi padre o que mi madre iba hasta un lugar, en el cementerio de San Benito, donde estaban los "angelitos" y ponía flores. Se trataba de hermanos de ambos que había fallecido al nacer o habían nacido muertos, según decían. Con el tiempo, a través de mis investigaciones, pude ubicar los registros de dichos hechos: en ambos casos eran hermanos menores que ellos, que habían "nacido muertos" y por lo tanto no tenían nombres, fueron registrados como N. Artucio y N. Bigot, lo único que aclaraban era que el primero era varón y la segunda una mujer, confirmando lo escuchado y transmitido en la familia. En el caso del hermano de mi padre era un varón nacido muerto en Paraná el 9 de marzo de 1921, hijo de Julio Eduardo Artucio y de Haydée Miranda. En lo que respecta a la hermana de mi madre, era una mujer nacida muerta en San Benito el 10 de agosto de 1943, hija de Rodolfo Bigot y de Herminia Puntín. Dos tíos sin nombre, hermanos de mis padres.
domingo, 16 de agosto de 2020
Los sin nombre
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